Para escribir una buena historia de terror solo hace falta contar la verdad.La verdad es terrorífica.La mate, sé que la mate.Creo que la mate.Se derrumbo después de golpear su cabeza con un martillo.La arrastre hasta la orilla y luego la arroje al río. A estas horas su cuerpo inerte se mecerá suavemente en el agua (¿flotan los muertos o se hunden con sus secretos?).
No debió decirme que me dejaba, que se iba.No así, riendo.La encontrarán pronto.Su novio, su pareja como ella lo titulaba,habrá ya denunciado su desaparición.La encontrarán y entonces me buscaran a mi.Debí atar algo a sus pies, algo que arrastrase su risa y desprecio al fondo del rió.¿Porqué no pensé en ello?.Te dejo dijo, que te den por el culo.Te dejo y me llevo a los niños.Y reía, reía de una forma monstruosa, grotesca.
El golpe apenas produjo un sonido apagado, un crujido mohoso.Y cayó como una sabana mojada de un tendedero.¿Y si vuelvo, la busco y le ato algo a las piernas?.Ya no, ya habrán denunciado su desaparición, ese cabrón hijodeputa roba familias.Ya no hay tiempo para eso.Escribo para tranquilizarme, para pensar, para decidir con claridad.Nadie creerá que un asesino (¿asesino?,que curioso y extraño se me hace pensar en mi como en un asesino)escriba una confesión en un blog.James Ellroy escribió al detalle el asesinato de su madre pero él no era el asesino.Yo no soy James Ellroy, solo he matado a mi mujer.Queda poco para anochecer y en la oscuridad no la encontrarán flote o no.¿Me estarán vigilando ya?.En la calle no veo a nadie.Todavía puedo escapar, conducir toda la noche, perderme en cualquier parte.El martillo ¿donde he dejado el puto martillo?.¿Lo arroje al agua?.Estará en el coche, con las demás herramientas.Debo hacer algo.
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